Navarra
Los participantes en esta Escuela de Verano estudiaron y analizaron durante la segunda quincena de julio la construcción, la arquitectura y el urbanismo tradicionales del Valle de Baztán, tomando datos y dibujando a mano las calles, detalles y edificios de Amaiur y de otras localidades cercanas. Consensuados diversos proyectos con la comunidad de Amaiur, durante los últimos días se diseñaron, además, propuestas de mejora para distintos espacios públicos del lugar. Se buscaba con ello no sólo documentar, comprender y asimilar la relación de la arquitectura y la estructura urbana con un paisaje y con una cultura, sino poner de relieve que podemos seguir hoy día trabajando sin romper este vínculo.
Esta escuela ha sido organizada por INTBAU y el Premio Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional, gracias al apoyo del Richard H. Driehaus Charitable Lead Trust y a la colaboración de la Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra, la Universidad de Navarra, la Universidad del País Vasco y la Universidad Alfonso X el Sabio, la Pontifical and Royal University of Santo Tomas (Filipinas), las escuelas de arquitectura de la Judson University, la University of Miami y la University of Notre Dame (EEUU), la Escola Superior Gallaecia (Portugal), el Centro de Investigación de Arquitectura Tradicional (CIAT), , la Sociedad Aranzadi, Baztango Udala, Amaiur Herria y Sociedad Gaztelu Elkartea.
Mientras el cortoplacismo y el mal entendido progreso van dilapidando regiones enteras, las gentes del Valle de Baztán, uno de los valles pirenaicos del norte de Navarra, han sabido preservar hasta la fecha un tesoro cada día más valioso: su tradición. Las altas cumbres que lo custodian dan paso en el valle a verdes prados surcados por copiosas corrientes de agua y salpicados de conjuntos urbanos notablemente bien conservados, aún rodeados por los pequeños huertos que abastecen a sus habitantes. En ellos, el verde da paso al intenso color rojo de la piedra local con la que se han alzado históricamente sus edificios y al blanco de los morteros de cal que la protegen y realzan.
Como en casi cualquier otro lugar cuidar de este legado, regalar este paisaje a las generaciones futuras, no es tarea sencilla, ni exenta de retos y amenazas. Los sucedáneos sintéticos compiten para desplazar no sólo a los productos de sus campos, sino también a los de las manos de sus artesanos. Sin embargo, sus carpinteros, herreros y canteros, continúan enfrentándose con orgullo y saber hacer a la avalancha de hormigón armado y productos prefabricados que se cierne sobre el valle. Por fortuna podemos seguir contando con estos maestros para aprender y enseñar a construir y habitar con racionalidad en él.
El grueso del estudio se llevó a cabo en Amaiur, localidad que acogió al grupo durante aquellas dos semanas. Articulada en torno al ramal del Camino de Santiago que la atraviesa, su trama urbana se configura prácticamente como un desarrollo lineal. A lo largo de este eje, se despliga toda la riqueza, diversidad y versatilidad de su tradición arquitectónica, todo un muestrario de soluciones de diversas épocas, adaptándose sin perder nunca su esencia a múltiples modas y funciones. Se procedió a por ello a estudiar toda la arquitectura del núcleo urbano, desde el detalle hasta su estructura urbana.
Esta labor se complentó con numerosas conferencias de diversos profesionales e investigadores tanto locales como internacionales sobre la historia, la etnografía, las tradiciones arquitectónicas y constructivas, y diversos temas relacionados con la preservación del patrimonio cultural y la identidad local. Además, los profesores presentaron su propio trabajo. Pese a desarrollarse en diversos puntos del planeta, compartía éste un principio común, aplicable en cualquier lugar: la voluntad de dar continuidad a la tradición local, actualizándola y adaptándola a las cambiantes necesidades de cada momento.
Distribuido el trabajo a realizar en equipos, los participantes elaboraron finalmente y como resultado de lo analizado y debatido durante los días previos diferentes propuestas de mejora para algunos puntos de la localidad propuestos por la propia comunidad. Estos espacios fueron: la plaza de la iglesia, que sirve de acceso al pueblo y donde está previsto edificar un centro de interpretación que albergue los hallazgos realizados en las campañas arqueológicas que han estudiado su castillo; el extremo norte del núcleo urbano, donde confluyen el eje del Camino de Santiago con el camino que asciende al castillo y donde se alza una ermita; el frontón y su entorno, donde se halla también la escuela, todo ello conformando un punto neurálgico de la actividad local; y algunos espacios vacíos y puntos singulares más del casco urbano.
Se intentó con ello cubrir diversos temas de reestructuración urbana, de reutilizanción de estructuras preexistentes, de rehabilitación arquitectónica, de nueva construcción, de accesibilidad y de integración en el paisaje, probando en estos distintos ámbitos la validez contemporánea de las lecciones contenidas en la tradición arquitectónica.
Se propusieron edificios que albergan distintos usos. Se hizo hincapié en el control de las dimensiones y del carácter de los espacios públicos: las secciones de calle, la configuración del espacio, los materiales que lo componen, etc. En cuanto a la materialización de los volúmenes y espacios propuestos, se procuró buscar no sólo la continuidad con el legado arquitectónico de la población, sino que, creciendo desde el mismo y aprendiendo de él, se trató siempre de enriquecerlo adaptándolo a los requerimientos de nuestro tiempo.
Es grupo de participantes estuvo compuesto por gente de muy variados perfiles, edades y nacionalidades: Cecilia Ardanaz Ruiz, Ludmila Castro Fiorito, Lola Weijia Deng, Daniela Elisabeth Deu, Nazar Dmiuterko, Daniel Domenech Muñoz, María Mercedes Escrigas Rodriguez, Michellin Fernandez Querijero, Noelia Goce Vicente, Nuria González Roche, Courtnay Ives, Yuhan Jin, Usue Lacarra Prieto, Junquera Lamas Baquero, Therese Madigan, Johann Alejo Mallonga Abellanosa, Cristina Martín-Consuegra Escuderos, Phoebe Joy Montaña Lim, Alba Ramírez Arteaga, Cristina Sánchez Rodríguez, Jenefy Sarte, Ángel Satué Falla, Manuel Homer Trinidad Almelor, Ralph Jason Ureta Fajardo, Carolyne Yeow, Christiaan Zandstra y Sam Xinyuan Zhuang.
El equipo docente estaba formado por: Ruth M. Equipaje y Rino D. Fernández (Pontifical and Royal University of Santo Tomas, Filipinas), Leopoldo Gil Cornet (Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra y Universidad de Navarra), Frank Martínez (University of Miami), Christopher Miller (Judson University), Lucien Steil (University of Notre Dame) y Alejandro García Hermida (Universidad Alfonso X El Sabio), coordinador y organizador de la misma con la colaboración de Rebeca Gómez-Gordo Villa. Contó también con las demostraciones y explicaciones que realizaron los maestros cantero Valeriano Jaurrieta, y carpintero Jokin Irungarai en sus respectivos talleres, y, además, participaron como conferenciantes invitados: Mónica Alcindor, Juan María Alemán, Cecilia Ardanaz, José Baganha, Rui Florentino, Jaime de Hoz, José María Imízcoz, Pello Iriarte, Gabriel Laborra, Rafael Manzano Martos y Fernando Vela Cossío.
Descarga aquí el Programa de la Navarre Traditional Architecture Summer School 2017